Yo me indigno, tú te indignas…
¡Y se indigna hista er Señor!
To er mundo sigue indignao,
mantienen su condición.
Y yo en mi sano derecho
sostengo mi indignación.
Pues si eres indignao
no quebrantan tus derechos.
Se cuidarán los que mandan
de no tocarte ni un pelo.
Compañero, es tu derecho
y tu deber de indignado
expresar tu indignación
dentro de un supermercado,
bien agrupado, por cierto,
una vez pasao la puerta,
pos ya sabes el decio:
“¡que la unión hace la fuerza!”.
Y lees tu manifiesto
en contra de la política,
pa dimpues coger el cesto
y llenarlo de comida,
y marcharte sin pagar,
¡Que el que cobra es un fascista!
La comida es para ONGs,
¡qué ellos sí la necesitan!
Y te marchas tan campantes,
eso sí, sin la comia,
¡pos solo fartaba eso!,
consumición gratuita.
Y naide te dice na,
nadie toma ahí medias.
Saben con quien se las juegan,
tuico er mundo aquí se cuida.
Si llego a ser yo, ¡mae mia!,
un ciudadano modesto,
con mi vida tranquilica
y mi trabajico honesto,
el que entra al supermercao
a leer un manifiesto…
De entrada los seguratas
me explican de qué va esto…
¡Güeno! Y si lleno el carro
y me marcho sin pagar
estoy recibiendo palos
dende aquí hista Navidad.
Y encima, los pulicias
me detienen y me llevan
a pasar tres días a la sombra
indignao en una celda.
Emilio Soler Poveda “El Corcho”
11 junio de 2011.