jueves, 13 de octubre de 2016

EL PARTIO E FULIBÁN

Sus via esperfollar una cosa
qu’es de muncha altualiá.
Como s’ha jubao la Copa
hace unor día na más
entre Madrí y Barcelona,
m’acordao d’un ocurrio
que me contó er Tio Tomas,
tomando chatos e vino
con torraos pa acompañar.
 Pos hace ambunos años
-¡Jué una cosa nombrá!-
jubaron un amistoso
pa poer premocionar
el juebo de la pelotiquia
en to er valle de Ricote,
Blanca, Cieza y’Abarán,
un equipo de primera
contra otro d’iste roal.
 Por el Valle ya anunciaban
el festejo en toas las plazas,
prubicando la noticia
a viva voz de garganta.

Icia asín:
Arríba en el Corralopo
¡un partio sin igual!
Va a venir el Rial Madrid
esprofeso aquí a juebar
contra una selerción
de tuiquio nuestro ramal
de Blanca, Cieza, Abarán,
hista del mesmo Ricote
y una miaja más p’allá.

S’han cogío a los mejores
y’aquí los voy a nombrar:
En la portería Juanico,
“el hijo del Sebastían”,
qu’es natural de Blanca
y está casao en Abarán.
De suprente, “el cazamoscas”,
que tié por nombre Julián .

La defensa, es toa de Cieza,
y tuicos llamaos Pascual:
Pascual I, Pascual II,
Pascualín y José Pascual.

Mu güenismos deportistas
caa uno en su percal,
con una mesma condición:
que son más brutos que ná.

Pa juebar en el centro er campo
dos zagales d’Abarán:
Perico “el de la Marica”
y Joaquinín “el Sacristán”;
los dos de la mesma maere:
la “Marica’el Capellán”.

Los otros dos son extranjeros
con pasaporte oficial
pedio esprofeso a la FIFA
pa que pudiean jubar,
pos dijieron que si asin no era
no s’iban a prisentar,
puique están mu orbullosos
de su nación capital:
Santiago, de La Hoya el Campo,
y de la Estación, el Gaspar.
Ya en la delantera,
son dos que paecen tres:
Joseico, er de “Las Lomas”
y su compaere el Andrés.
En el banquillo: Gonzalo
Perico el de Cagitán;
Pepico y Esteban, de Ojós,
Ramonciquio “el del Jarral”;
El “Pelao” de Villanueva,
y uno de la Garapacha
que responde por Germán.
Pa derigir a iste equipo
han ponio de entrenaor
a uno del Alto Palomo:
Genaro “El Esquilaor”.
Y pa arbitrar el evento,
Pelegrín “el de la Carmen”,
el que toca en los Informales
y tiene el pito más grande.

Allegó er día señalao
y’hubió fiesta comarcal.
El campo tó era un gentío
digno de recordar.
Montaicos en la Arsina
tuico er mundo vino verlo;
nadie queriba pirderse
tan emocionante encuentro.
Na más prencipiar el partio
el balon jué pal Madrí,
que se arreo com’una bala
pa onde istaba Juanín.
A Juanico, que era nervioso,
y que la noche anterior
s’habia hinchao a menchirones
con su choricico y su tó,
le entraron ritortijones
jipando vinir al Ronaldo
corrriendo com’una fiera…
Y no puo rimediarlo:
se le sorto toa la asera
y se esforrió pata abajo.
Y cuando quiso sartar
a parar er chupinazo
noto que un peso tiraba
de los calzones corgando.

¡Uno cero pal Madrí!

Na más encomencipiar
y el Juanico, escardufao.
Lo tubieron que cambiar
tuico el probe enfarruscao,
poniendo al “Cazamoscas”
ocupando su lugar.
Sacaron encomedio del campo.
A Joseico de las Lomas,
qu’iba con esparteñas,
se le enreó la pelota
con las cintas qu’iban suertas,
y s’arreó un talegazo
que ista perdió la concencia.
Los del Madrí se miraron
y se dijeron: “muchachos,
amos a darle miaja coba,
no vayamos a cebarnos”,
Y esfisando al “cazamoscas”
bien colocao y asperando
con su postura e portero
y sus dos guantes de esparto,
se la echaron espacico,
a rastrasuelo y rulando.
Esfisando la ocasion
Se ijo: “voy a adornarlo”,
quiso hacer una palomita
y se la coló por ebajo.

¡Dos a cero en 3 minutos!

¡No me da tiempo a contarlo!
To jue un correr y un no parar,
un chutar y un marcar
- tó en la mesma portería,
no hace farta d’esplicar -.
Genaro, ya endemoniao
y’engrifao con los defensas,
no sabía c’hacer con ellos
ni como dar con la tecla.
Yesque los dos Pascuales,
Primero y segundo del mundo
en lanzamiento d’azá,
le digieron al Genaro:
“Hoy es fiesta de guardar,
y si no nos pagas extra
no poemos trebajar;
anda que corra tu agüela
que esto cansa más que ná”.
Pascualín, el “oliveras”,
tamien campeon mundial
de lanzamiento de güeso,
no daba ni una patá,
defendía a escupitajos,
qu’era su espacialiá.
Y enantes que lo espursaran
lo tenieron que cambiar.
José Pascual, “el cansaliebres”
que corría el tío com’un potro,
como era una miaja visco,
el probeciquio iba loco
sin saber a quien defendía,
si era uno o si era el otro.
Y Encomedio del barullo
los Zagales d’Abarán,
que los dos eran ispertos
en fintar y regatear
la alpargata de su maere
cuando istaba enfurruñá;
prencipiaron a dar toques,
a correr de allá p’acá,
a hacerse asin los chulos
jipando asin pa la gradas
ande estaban las zagalas…
¡Y les arrearon una segá
pa cortar el regodeo
que jueron los dos a parar
encima una boca e riego!
¡Vargame que talegazo!
Se les quitó to er tonteo. 
Cuando ya allegó el descanso
no podían ni respirar…
Los nuestros, está claro;
los del Madrí un rosal.
El resultao: 0-10.
Aquellos era un funeral.

Genaro, con parsimonia,
encomencipió a hablar
con un descurso, señores,
que ni Obama pué igualar.
Como había sio pastor,
sabía rebaños allevar,
y en custiones motivantes
era tó un porfesional.
Estas jueron sus palabras
pa quien las quiea apuntar.
Les dijo:
“Ascucharme bien, zagales,
que poemos rimontar.
Con esta vara e baladre
el camino viá guiar,
que como arbuno se esfare
dimpues se lo viá esplicar,
puique va a llevar leñazos
mas c’una estera corgá”

Oye, sí lo compriendieron:
Salieron tos en maná,
emocionaos con la vara
corriendo p’acá y p’allá,
prencepiaron a colar goles
y allegaron hista empatar.
Fartando ya tres menutos
colaron otro gol más,
y Genaro, emocionao,
viendo que podian ganar,
les chilló a grito pelao,
(que s’oyó hista en Abarán)
con las fenas en el cuello
y la vara levantá:
“¡No ponerseme nerviosos!
¡Aguantar! ¡Aguantar!”

¡Virgen de la siete Suelas!
¡San Eustaquio de la Mar!
¡Santa Teresina Güeca!
¡San Prudencio del Bancal!
Ascucharon el mensaje,
pero compriendieron mal.
Genaro quería c’aguantaran.
Ellos entendieron: ¡A guantás!
Prencepiaron a dar tortas,
puñetazos y patas;
repizcos, bocaos, escupitajos…
¡Virgen Santa, qué escombral!
Allí no daban a vasto
pa poerlos sujetar;
los Pascuales daban tortas
a discreción, sin mirar,
que hista a un guardia civil
que se metió a separar,
le levantaron la gorra
de una yema equivocá.
Se suspendió el partio,
como podeís fegurar:
Los d’aquí tos al calabozo,
los del Madrí al Hospital.

La moraleja está clara
pa’l murciano en general:
“Prenuncia bien toas las lletras
con las erres al final,
puisque confundir las eses
hace que arremates mal”.

Y como es tradición,
me despio mu orgulloso,
que como icia mi paere,
“son cosas de Emilio El Corcho”.

¡Viva San Roque!


He dicho.

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