miércoles, 30 de noviembre de 2016

¡NENE, NO VAYAS!

La semana pasada se hizo público el resultado del XXIII Certamen Literario en Murciano, en el cual he tenido "riconocencia" (accesit).
Aquí os dejo el poema con el que participé:
¡NENE, NO VAYAS!
-“¡Nene, por dios, no vayas!
C’allí la gente es mu mala”.
-“Maere, bien sabe que d’ir
a defender a mi patria,
puisqu’es mi obligación
y lo icen los que mandan”.
-“¡Ay, señor de mi vida!
¡Se me esjarran las entrañas
de verte marchar, hijo mío,
a lunchar a tierra extraña
ande no semos paisanos,
ande allí naide nos llama;
ande tuiquias las trifulcas
vienen de mentes insanas
que barruntan sus criencias
muncho mejores y más santas,
y que matar es el camino
d’hacerle las alabanzas!
Nene, anque soy de güerta
y no he tenío enseñanzas,
a mi cortiquio entender
y mi erducación tan laja,
les preguntaría a esas gentes
que defienden guerra santa,
si es bondad lo que piden
sus escrituras tan sacras;
si en arbún rincón del llibro
ice de hacer tal matanza.
¿Es que albún Señor quié eso?
¡Nene, por dios, no vayas!”
Y’el zagalico se jué
a combatir por la patria;
encerriscao en su bandera
se marchó a tierra lejana,
ande tuiquios la espicharon
puisque tuiquios disparaban,
sin compriender dembuno
pa qué morían y mataban.
Una bandera doblá
en lo altico e la caja jué
el ricuerdo del Nene
que allevaron a su casa,
con unas lletras que ician:
‘Ha morio por su patria’
Y la maere, sin consuelo,
ni compriender na de naica,
llorando a lágrima viva
aonde el zagal reposaba,
no hacía más que ripetir:
“¡Nene, por dios, no vayas!’.
Emilio Soler Poveda "El Corcho"

martes, 29 de noviembre de 2016

VENTOLERICA

Ventolerica bonica
que arrastras las penas;
ventolerica divina
de cosas güenas.
Ventolerica, te llevas
tuiquios los males
mu lenjos, mu lenjos...
¡Qué bien me haces!

Emilio Soler

sábado, 12 de noviembre de 2016

NENA

¡Nena, que s’hace tarde!
Qu’estan tirando cobetes
y tracas dende d’hace rato;
San Roque estará en la puerta
y no via poer esfisarlo.

¡Nena, que s’hace tarde!
¿Cuando allega la zagala?
¿Va a trayer er coche a la puerta?
Esta mañana estoy mejor;
hista pueo darme la güerta.

¡Nena, que s’hace tarde!
¡Me cate en la orden cana!
Que s'está yendo ya el Santo,
se lo llevan pa la ermita,
¡y no pueo acompañarlo!

Nena, ¿y los zagales?
Diles que trayan tomillo
pasaico por la llaga,
que quieo tener una ramiquia
al laico e mi cama.

Nena, ¿nos vamos ya?
Y’esque el Santo me da juerzas;
lo noto aquí a mi laico.
Anoche soñé con él,
¡qué ensueño más bonico!

Nena, ¿qué hora es ya?
Estoy un poquico cansao,
me s’esjarra la caeza.
¿Los zagales s’han io ya?
Nena, aluego me cuentas.

Nena, hazme un favor:
pídele al patrón San Roque
que me quite el mal que tengo,
a ver si escanso un rato;
con este dolor no pueo.

Qué sueño que m'está entrando,
paice q’amansa mi pena,
ya no siento los dolores…
¡Qué luceciquia más tierna
que se esfisa allá en la sierra!

Nena, mira, ¿lo estás viendo?
¡Encimiquia istá San Roque!
¡Mira, m’está’ciendo señas!
Me voy p’arriba contigo.
¡Ya me s’han quitao las penas!

Emilio Soler Poveda "El Corcho"


martes, 25 de octubre de 2016

A LA ORILLICA DEL RIO

A la orillica del río
en el verano me siento;
a la orillica del río
juntico a los pensamientos
que barrunto mientras esfiso
las cañas que mueve el viento;
los pescaos y los pajaricos,
que viven tan tranquilicos
sin pesares ni lamentos.

A la orillica de río
me acercaba tos los días;
a la orillica del río
a verte cuando venías
con el canasto e ropa.
Y me quedaba mirando
como el agua desfrutaba
esa piel de porcelana
que yo deseaba tanto.

Por la orillica del río
nos íbamos de paseo;
por la orillica del río
entrelazaos nuestros deos,
de la mano bien cogios,
pensando en nuestros futuro:
la casica, los zagales,
el güertecico e frutales;
tú y yo siempre juntos.

Y la orillica del río
vido relumbrar tu cara;
esa orillica del río
ande tanto me cantabas
y me decías: “amor mío,
te quiero más que a mi via”.
“Yo contigo quiero estar,
y nos vamos a casar
pa jormar una familia”.

Esa orillica del río
aonde tanto prometiste;
mi orillica del río
se ha quedao sola y triste
porque toico se ha perdio.
Esfaratáo el juramento,
las nubecicas han nublao
el solecico templao,
esjarrando mi lamento.

A la orillica del río
me voy tuicas las tardes;
a la orillica del río
a quejarme y a llorarle…
Y el agüica, de corrio,
arrastra con correntales,
dejando mi corazoncico
como el jaspe, bien limpico
y a salvo tos los males.

¡Ay, mi orillica del río
de risas, llantos y cantares!


jueves, 20 de octubre de 2016

Cudiao con las reondicas

Tengo yo un conocio
al llaman “Faltriqueras”,
que vive allá en la Serrana,
en er Campo e Ricote
al lao e la carretera.
Vive junto con su hermana,
puisque s’ha queao lego.
Él tié por nombre Antoñico
Y’ella se llama Rimedios,
 La zagalica mentá
s’había queao sorterona
cuando un novio que tenía 
fue a Francia a trebajar
a coger en la vendimia,
y le ijo: “Tú me asperas
que viá a gorvel enseguia”.
D’esto hace 30 años
y’ella aspera tos lor días,
con un astil en la mano,
que aparezca por la esquina
y sortarle a cruzalomo
encomedio e la espina
pa que aprienda que en su casa
no se gastan tonterías.
Pos güeno, a lo que iba,
que me pierdo por lo cerros:
El Faltriqueras es güertano
de cuna y nacemiento,
pos alleva trebajando
inde que andaba erecho,
labrando y regando er campo,
con su furro en los bancales,
escardando, clareando,
recogiendo los frutales;
criando pollos en su corral,
y toa clase de alimales.
 Con tuico lo él que se trajina
no tié faltas ni pesares.
Resulta que el otro día
tubió que ir a la Capital,
a hacer unas deligencias
en Consumo u en Saniá.
No se ande pijo iba;
no me lo supo explicar.
 Yo lo vide mu nervioso,
desinquieto y'alterao,
estresao, mu espitoso…
Le ije: “Sssshhh… !Quieto parao!
No te enervies, Faltriqueras;
cuéntame que t'ha pasao.”

"Amigo mío, resulta
que me io a la zudiá,
c'hace mas de vainte años
que yo no iba pa ná.
 Me cogio el R cuatro,
que tié el motor especial,
y'anque tié ya munchos años
no me se queja e ná.
 Iba yo embalentonao
y, al entrar a la General,
me veo varios carriles
y tuicos iban p’allá.
He esfisao munchos coches
cambiando p’acá y p’allá,
entremitentes ponios,
camiones mas grandes que ná,
unos dándomes la luces
iciéndo de to al pasar…
¡No sabía ende ponerme!
Las ocho e la mañana
y la gresca goberná!.
 Pos güeno, amigo Corchico,
hista ahí la cosa bien.
Iba ya un poco engarrotao
sin allegar a coger los 100,
antoces, allegando a Murcia,
ya me queao trastocao:
carteles y mil direrciones,
carriles pa tós los laos;
gavillas de rayas y flechas
que me tenian mareao.
No sabía ya c'hacer…
Antoces me recorde
de lo dicho por Pujante,
el qu’es correor de fruta,
con el que hablé el día d’antes.
Me ijo: “Cuando esfises ya las casas,
no te pares, tó p’alante.”
Asin que, pos le hice caso
y enfilé pa aquel panal.
Pensandome que ya istaba
cerquica del cornijal,
ande iba con los papeles
dentro mesmo e la zudiá,
allegé a una reonda
¡mas jrande que mi bancal!,
que tiene treinta tabullas
de cirgüelo y de peral.
Pos esta era más grande,
te lo tengo que mentar,
qu’es pa controlar el tráfico
y poer bien transitar.
Yo allí metio en el ajo,
no sabia pa'onde tirar,
paraico en el semáforo,
sin nisiquiá respirar, 
mirando pa un lao, pal otro,
pa delante u pa detrás
(que he'stao con dolor en el cuello
una semana u más).
¡Aquello paecía la guerra!
Tenía que estar pendiente,
endemás de los otros coches
y luces correspondientes,
de las motos, las señales,
los camiones, los autocares,
la gente con los zagales,
que se te cruzan sin verlos,
se te montan en lo arto
y viajan sin tocar suelo.
Y’encima, había un pulicía,
con su pito y con su gorra
que, anque la luz estaba roja,
con este gesto me dicia:
 “Tiá p’adelante ya, cuñeflas.
Estás gobernando el taco.
Como tardes un segundo,
va a saber lo que mando”
Y yo, sin saber c'hacer
ni a quien atención prestarle,
de si atender al color
o al que estaba dando pase.
¡Con un estao de nervios
que no se lo deseo a nadie!
 Antonces me decidí
dimpues de mil pitorrás,
de la cara el policía,
y de maldiciones echá.
Con los ojicos cerraos,
na más c’habia hecho arrancar,
¡Que sea lo que Dios chiera,
¡El Faltriqueras allá vá!
Y me metí en la Reonda
Y me metí de verdá.
Puisque cuando istaba dentro,
tuiquio enchío d’alegría
de esfisarme tan resuelto,
¡me vide venir el tranvía
tuiquio pa mi erecho!
 Y mirando asín pal cielo,
le rezé a San Sebastián:
“¡Arrecogeme en tu seno!
¡Que d’esta no viá pasar!”.
¡Virgen de los trapos rotos!
¡Santa María de las lágrimas!
¡San Nicasio del guisopo!
¡Qué desgracia, qué desgracia!
¡Aquello era más largo
que pasar un día sin pan,
lo mesmo c'una culebra
de esas del documental!
Cuando lo vide venir
con mi volante agarrao
sabía que susto era gordo
y qu'iba a acabar cagao.
 ¡Y m’arreó un talegazo,
encomedio de to er lao,
que dí vainte voltetas,
de campana y por los laos!
 Y’eso es lo que no asperaba,
lo podeis tomar a risa,
que la mierda me saliera
por el cuello e la camisa.
Se me queó el cocheciquio,
arrugao com’una pasa.
Y yo, con el susto en el cuerpo,
endemás de con la plasta,
me abajé mu espacico,
ejé el carro allí en la plaza,
a un tarsi l'hice el alto
y me gorví pa mi casa.

Asín que, Corchico, te digo 
que m'agenciao una furra,
pa ir a Blanca al mercao
y subirme por la rambla,
que está menos transitao.
 Puisque cuando veo un zagal
jubando con una rueda,
u esfiso una rueda de carro 
algo en jorma e redondela,
el morrillo me se pone
como lomo e jabalí
de pensar el día tan malo
que yo pasé por allí.
Yo me queo aquí en mi casa,
ande no me farta ná.
Mentras m’acuerde’el tranvía
a Murcia no abajo más.


He dicho.

jueves, 13 de octubre de 2016

EL PARTIO E FULIBÁN

Sus via esperfollar una cosa
qu’es de muncha altualiá.
Como s’ha jubao la Copa
hace unor día na más
entre Madrí y Barcelona,
m’acordao d’un ocurrio
que me contó er Tio Tomas,
tomando chatos e vino
con torraos pa acompañar.
 Pos hace ambunos años
-¡Jué una cosa nombrá!-
jubaron un amistoso
pa poer premocionar
el juebo de la pelotiquia
en to er valle de Ricote,
Blanca, Cieza y’Abarán,
un equipo de primera
contra otro d’iste roal.
 Por el Valle ya anunciaban
el festejo en toas las plazas,
prubicando la noticia
a viva voz de garganta.

Icia asín:
Arríba en el Corralopo
¡un partio sin igual!
Va a venir el Rial Madrid
esprofeso aquí a juebar
contra una selerción
de tuiquio nuestro ramal
de Blanca, Cieza, Abarán,
hista del mesmo Ricote
y una miaja más p’allá.

S’han cogío a los mejores
y’aquí los voy a nombrar:
En la portería Juanico,
“el hijo del Sebastían”,
qu’es natural de Blanca
y está casao en Abarán.
De suprente, “el cazamoscas”,
que tié por nombre Julián .

La defensa, es toa de Cieza,
y tuicos llamaos Pascual:
Pascual I, Pascual II,
Pascualín y José Pascual.

Mu güenismos deportistas
caa uno en su percal,
con una mesma condición:
que son más brutos que ná.

Pa juebar en el centro er campo
dos zagales d’Abarán:
Perico “el de la Marica”
y Joaquinín “el Sacristán”;
los dos de la mesma maere:
la “Marica’el Capellán”.

Los otros dos son extranjeros
con pasaporte oficial
pedio esprofeso a la FIFA
pa que pudiean jubar,
pos dijieron que si asin no era
no s’iban a prisentar,
puique están mu orbullosos
de su nación capital:
Santiago, de La Hoya el Campo,
y de la Estación, el Gaspar.
Ya en la delantera,
son dos que paecen tres:
Joseico, er de “Las Lomas”
y su compaere el Andrés.
En el banquillo: Gonzalo
Perico el de Cagitán;
Pepico y Esteban, de Ojós,
Ramonciquio “el del Jarral”;
El “Pelao” de Villanueva,
y uno de la Garapacha
que responde por Germán.
Pa derigir a iste equipo
han ponio de entrenaor
a uno del Alto Palomo:
Genaro “El Esquilaor”.
Y pa arbitrar el evento,
Pelegrín “el de la Carmen”,
el que toca en los Informales
y tiene el pito más grande.

Allegó er día señalao
y’hubió fiesta comarcal.
El campo tó era un gentío
digno de recordar.
Montaicos en la Arsina
tuico er mundo vino verlo;
nadie queriba pirderse
tan emocionante encuentro.
Na más prencipiar el partio
el balon jué pal Madrí,
que se arreo com’una bala
pa onde istaba Juanín.
A Juanico, que era nervioso,
y que la noche anterior
s’habia hinchao a menchirones
con su choricico y su tó,
le entraron ritortijones
jipando vinir al Ronaldo
corrriendo com’una fiera…
Y no puo rimediarlo:
se le sorto toa la asera
y se esforrió pata abajo.
Y cuando quiso sartar
a parar er chupinazo
noto que un peso tiraba
de los calzones corgando.

¡Uno cero pal Madrí!

Na más encomencipiar
y el Juanico, escardufao.
Lo tubieron que cambiar
tuico el probe enfarruscao,
poniendo al “Cazamoscas”
ocupando su lugar.
Sacaron encomedio del campo.
A Joseico de las Lomas,
qu’iba con esparteñas,
se le enreó la pelota
con las cintas qu’iban suertas,
y s’arreó un talegazo
que ista perdió la concencia.
Los del Madrí se miraron
y se dijeron: “muchachos,
amos a darle miaja coba,
no vayamos a cebarnos”,
Y esfisando al “cazamoscas”
bien colocao y asperando
con su postura e portero
y sus dos guantes de esparto,
se la echaron espacico,
a rastrasuelo y rulando.
Esfisando la ocasion
Se ijo: “voy a adornarlo”,
quiso hacer una palomita
y se la coló por ebajo.

¡Dos a cero en 3 minutos!

¡No me da tiempo a contarlo!
To jue un correr y un no parar,
un chutar y un marcar
- tó en la mesma portería,
no hace farta d’esplicar -.
Genaro, ya endemoniao
y’engrifao con los defensas,
no sabía c’hacer con ellos
ni como dar con la tecla.
Yesque los dos Pascuales,
Primero y segundo del mundo
en lanzamiento d’azá,
le digieron al Genaro:
“Hoy es fiesta de guardar,
y si no nos pagas extra
no poemos trebajar;
anda que corra tu agüela
que esto cansa más que ná”.
Pascualín, el “oliveras”,
tamien campeon mundial
de lanzamiento de güeso,
no daba ni una patá,
defendía a escupitajos,
qu’era su espacialiá.
Y enantes que lo espursaran
lo tenieron que cambiar.
José Pascual, “el cansaliebres”
que corría el tío com’un potro,
como era una miaja visco,
el probeciquio iba loco
sin saber a quien defendía,
si era uno o si era el otro.
Y Encomedio del barullo
los Zagales d’Abarán,
que los dos eran ispertos
en fintar y regatear
la alpargata de su maere
cuando istaba enfurruñá;
prencipiaron a dar toques,
a correr de allá p’acá,
a hacerse asin los chulos
jipando asin pa la gradas
ande estaban las zagalas…
¡Y les arrearon una segá
pa cortar el regodeo
que jueron los dos a parar
encima una boca e riego!
¡Vargame que talegazo!
Se les quitó to er tonteo. 
Cuando ya allegó el descanso
no podían ni respirar…
Los nuestros, está claro;
los del Madrí un rosal.
El resultao: 0-10.
Aquellos era un funeral.

Genaro, con parsimonia,
encomencipió a hablar
con un descurso, señores,
que ni Obama pué igualar.
Como había sio pastor,
sabía rebaños allevar,
y en custiones motivantes
era tó un porfesional.
Estas jueron sus palabras
pa quien las quiea apuntar.
Les dijo:
“Ascucharme bien, zagales,
que poemos rimontar.
Con esta vara e baladre
el camino viá guiar,
que como arbuno se esfare
dimpues se lo viá esplicar,
puique va a llevar leñazos
mas c’una estera corgá”

Oye, sí lo compriendieron:
Salieron tos en maná,
emocionaos con la vara
corriendo p’acá y p’allá,
prencepiaron a colar goles
y allegaron hista empatar.
Fartando ya tres menutos
colaron otro gol más,
y Genaro, emocionao,
viendo que podian ganar,
les chilló a grito pelao,
(que s’oyó hista en Abarán)
con las fenas en el cuello
y la vara levantá:
“¡No ponerseme nerviosos!
¡Aguantar! ¡Aguantar!”

¡Virgen de la siete Suelas!
¡San Eustaquio de la Mar!
¡Santa Teresina Güeca!
¡San Prudencio del Bancal!
Ascucharon el mensaje,
pero compriendieron mal.
Genaro quería c’aguantaran.
Ellos entendieron: ¡A guantás!
Prencepiaron a dar tortas,
puñetazos y patas;
repizcos, bocaos, escupitajos…
¡Virgen Santa, qué escombral!
Allí no daban a vasto
pa poerlos sujetar;
los Pascuales daban tortas
a discreción, sin mirar,
que hista a un guardia civil
que se metió a separar,
le levantaron la gorra
de una yema equivocá.
Se suspendió el partio,
como podeís fegurar:
Los d’aquí tos al calabozo,
los del Madrí al Hospital.

La moraleja está clara
pa’l murciano en general:
“Prenuncia bien toas las lletras
con las erres al final,
puisque confundir las eses
hace que arremates mal”.

Y como es tradición,
me despio mu orgulloso,
que como icia mi paere,
“son cosas de Emilio El Corcho”.

¡Viva San Roque!


He dicho.